Durante gran parte de la humanidad se han conocido historias de personas que han dedicado gran parte de su vida a buscar la fuente de la eterna juventud. Como una de las principales ambiciones, quizá no es la inmortalidad lo que las personas desean alcanzar, en realidad lo que pueden perseguir es evitar el sufrimiento.
La vejez y el sufrimiento, no están correlacionadas en este sentido, pero probablemente si se relacionen a la inversa. Un estado de sufrimiento permanente: físico, emocional, social o mental, puede desencadenar sin lugar a duda la pérdida de la salud y en consecuencia inducir al cuerpo a enfrentar cada lucha bajo sus propias consecuencias.
Tal como señala López-Otín, el envejecimiento ocurre por una serie de factores genéticos que a simple vista se aprecian como “los daños por vivir”. En lo cotidiano se trata de esto, de volvernos viejos, del paso del tiempo en el que ocurre continuamente un ajuste de metabolismo que se adapta a justamente las circunstancias que enfrentamos. Estos mecanismos liderados por el sistema simpático, encargado de activarnos para responder a situaciones de estrés o amenazantes, al final terminan por llevar al cuerpo a la rendición.
Al final, hemos entendido que el envejecimiento es un proceso irreversible y que el último momento de nuestra vida es despedirse de ella.
No obstante, durante los últimos años, grandes investigaciones se han dirigido a la búsqueda de las fuentes biológicas, no legendarias, de la juventud; que coexisten con nosotros, este análisis de bioquímica genética de plantas, animales y algunas bacterias, que llevan en la tierra algunos millones de años, han ofrecido algunas conclusiones de suma importancia para el futuro de los seres humanos.
En primer lugar determinar que la edad cronológica es sólo un número, que suele ser útil para calcular estimados y agrupar a la población para tal o cual circunstancia, puede ser un indicador de salud muy engañoso. En realidad, el proceso de envejecimiento no depende de los años que te ponen en el pastel, está primordialmente relacionado con el estilo de vida, a los ciclos de descanso, al manejo del estrés y los hábitos de nutrición.
“… Lo que significa que para algunos son ‘biológicamente’ mucho más jóvenes de lo que podría sugerir su edad cronológica, pero para otros, de hecho, pueden ser ‘biológicamente’ mayores. resultando en mayores riesgos para la salud.” (1)
Si bien los esfuerzos por alcanzar la inmortalidad siguen siendo una constante en la humanidad, y aunque se encuentran ya evidencias exitosas de ello en la reprogramción celular que pueden dirigirse hacía la juventud bioquímica, y que admitir que seremos inmortales para el 2045 suena bastante ambicioso. En realidad, tenemos hoy a la mano de nuestras posibilidades el control de situaciones más cercanas a nosotros para contribuir a un envejecimiento biológico más moderado y eficiente, sin fijarnos en las velitas del pastel.
Fuente:
- The achievement of the goal of optimal health. Longevity Center Method. En la web: https://longevity-center.eu/longevity-center-method/